Francia acoge un evento corporativo inolvidable.
Cuando confluyen jornadas intensas de reunión, con momentos de evasión cultural y un cierre estelar alrededor de una mesa milimétricamente pensada, éste es el resultado.
Y es que en el equilibrio perfecto confluye el éxito.
Titila se rinde a los encantos de la ciudad de Toulouse, que porta el nombre de “ciudad rosa” por su luz y su belleza para atender las premisas de un exigente grupo empresarial cuyo propósito era lograr momentos de trabajo y encuentro tan exigentes como inolvidables.
Los requisitos precisaban encajar el rigor en timing, set up y demandas audiovisuales de reunión con una visita cultural muy especial y de gran significado para el grupo, en el marco de un extraordinario museo recientemente restaurado.
La Fondation Bemberg Toulouse alojada en el Hotel de Assézat, obra maestra de la arquitectura renacentista, alberga una colección ecléctica de obras de arte que va desde los artistas de la escuela veneciana hasta los impresionistas llegando a obras de Bonnard y Picasso.
Pantallas, micros, escenario, pruebas de sonido, conexiones y transmisiones online, acreditaciones, coffee breaks, atención personalizada de asistentes y equipo a disposición de demandas debieron hilarse sin margen de error para la parte más corporativa del evento.
En la parte opuesta de la balanza, dimos rienda suelta a la imaginación con el fin de crear una atmósfera idílica acorde al lugar en el que nos encontrábamos: El Capitole, o sede del Ayuntamiento de la ciudad.
En uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad por su carga institucional y también por su monumental belleza artística. Y es que este edificio alberga desde el siglo XII, la sede del poder municipal de la ciudad. La gran Sala de los Ilustres, que acoge obras de artistas franceses significantes del siglo XIX y con gran conexión a la ciudad, como Paul Gervais, Henri Martin o Jean Paul Laurens, es sin duda uno de los lugares más especiales del Capitole que además porta un notable reconocimiento.
Justo en este incomparable lugar se organizó una cena mágica en la que los recursos utilizados acompañaban el esplendor del entorno. Mesas imperiales infinitas vestidas de manteles confeccionados a medida, adornadas por volúmenes de flores coloridas sobre las que danzaba la sombra de las llamas de velas naturales, marcando insólitamente el ritmo tenue y sofisticado de la noche.
140 personas, disfrutando juntas y al unísono de este distendido momento amenizado por una subasta en vivo, música ambiente y una suntuosa danza en homenaje al violín.
Las jornadas concluyeron por un divertido paseo a modo de team building por los hangares de Aeroscopia, marca de muestra aeronáutica logrando cerrar con un guiño al sector industrial más relevante de Toulouse.
